Iruya, ubicada en la provincia de Salta, Argentina, es una localidad con una rica historia que se remonta a tiempos precolombinos.
Originalmente habitada por comunidades indígenas, como los omaguacas, la zona experimentó la llegada de colonizadores españoles durante el período de la conquista.
Durante la época colonial, Iruya se convirtió en un punto estratégico en la red de comunicaciones entre el Alto Perú y el virreinato del Río de la Plata. La iglesia San Isidro Labrador, construida en el siglo XVIII, es un testimonio arquitectónico de esa época.
El nombre "Iruya" tiene origen en la lengua quechua y significa "tierra de sauces".
La localidad ha mantenido a lo largo de los años su carácter tradicional, con calles empedradas y construcciones de adobe, lo que contribuye a su encanto histórico.
Durante el siglo XIX, Iruya fue testigo de eventos históricos relacionados con las luchas por la independencia de Argentina. La región ha preservado muchas de sus tradiciones culturales, incluyendo festivales, música y danzas folklóricas que reflejan la herencia de sus antepasados indígenas y mestizos.
Hoy en día, Iruya se presenta como un destino turístico que atrae a visitantes por su belleza natural, su arquitectura histórica y la oportunidad de sumergirse en una atmósfera que parece detenida en el tiempo. Su historia se entrelaza con la de la región noroeste de Argentina, creando un fascinante tapiz cultural y social.