La localidad de Aluminé, en Argentina, tiene una rica historia que se remonta a tiempos ancestrales. Originalmente habitada por comunidades indígenas mapuches, estas tierras fueron testigo de su cultura y tradiciones durante siglos.
En el siglo XIX, con la llegada de los colonos europeos, se estableció una colonia agrícola en la zona. El nombre "Aluminé" proviene de la palabra mapuche "alü", que significa "río", haciendo referencia al río homónimo que atraviesa la región.
En 1887 se fundó oficialmente el pueblo de Aluminé, que se convirtió en un importante centro de comercio y servicios para la región.
Durante la primera mitad del siglo XX, se construyeron infraestructuras clave, como la iglesia y la escuela, y se promovió el desarrollo de la agricultura y la ganadería.
Aluminé también desempeñó un papel importante durante la construcción del Ferrocarril Transandino, que conectaba Argentina con Chile a través del paso Pino Hachado. Esta vía férrea impulsó el crecimiento económico de la zona y facilitó el transporte de productos agrícolas y ganaderos.
En la década de 1970, Aluminé comenzó a destacarse como un destino turístico, gracias a sus paisajes naturales excepcionales y la proximidad al Parque Nacional Lanín. El turismo se convirtió en una fuente importante de ingresos para la comunidad, y se construyeron alojamientos y servicios para recibir a los visitantes.
Hoy en día, Aluminé conserva su encanto histórico y cultural, combinado con un creciente enfoque en el turismo sostenible y el respeto por el entorno natural. Sus habitantes, en su mayoría descendientes de mapuches y colonos europeos, continúan preservando su herencia y recibiendo a los visitantes con hospitalidad, compartiendo la belleza y la riqueza cultural de esta pintoresca localidad de la Patagonia argentina.